¿Intervención o Autorregulación?
Con el colapso
Vale decir, que falló la autorregulación. Más allá de la tragedia que esto implica (la cuenta
En esta industria, cuando se pierde la capacidad de autorregularse —buscando rating y éxito fácil—, se impone la ley
El gobierno ha anunciado que dentro de las próximas semanas se enviará al Parlamento una nueva ley para “mejorar” el funcionamiento de TVN. Es cierto que la introducción de la era digital plantea nuevos desafíos y dilemas al marco legal que la regula desde 1992. No obstante, también podemos constatar que detrás de esta nueva ley la clase política está empecinada en pasarle la cuenta. Ha habido un descontento creciente y transversal con su desempeño
Esta molestia tiene su fundamento. Algunos ejecutivos de TVN a veces olvidan la misión que debe cumplir como canal público del Estado. Quizá la crítica más relevante es que perdió su centro de gravedad: que su programación es uniforme, no tiene diversidad de contenidos y formatos; que ha sido incapaz de diferenciarse de la competencia privada; que no tiene identidad propia que le permita liderar la industria. Incluso, el secretario general de la Presidencia sostuvo en la inauguración del último seminario internacional convocado por el CNTV que, de no corregirse el modelo, él sería el primero en estar dispuesto a su privatización:
¿Cuál es el objeto de mantener un canal de propiedad del Estado si no es capaz de representar la diversidad de gustos y demandas que el pluralismo del país exige?
El modelo actual de TVN está basado en tres pilares.
Primero, se le exige ser un canal pluralista, de servicio público, que represente la diversidad social y cultural; que tenga audiencias masivas y llegue a todos los chilenos.
En segundo lugar, debe ser una empresa pública, independiente
Tercero, para garantizar esta autonomía, el gobierno está inhabilitado para subsidiar su gestión. Debe autofinanciarse, ser una empresa competitiva dentro
Aun más, conjugar estos tres principios no es tarea fácil, sobre todo cuando existe una competencia desatada. A modo de ejemplo: el desafío de tener costos bajos sin afectar la calidad requiere de una política de autorregulación especialmente sensitiva. Si por el contrario, se postergan la misión pública, la calidad y la diversidad de los contenidos, para mostrar una gestión económica exitosa a fin de año, el equilibrio se rompe. Cuando esto ocurre, suele abrirse el camino para que el bisturí sea remplazado por el hacha. Posiblemente estamos ad portas de ello.
El directorio de TVN no deja de tener una cuota alta de responsabilidad, pues precisamente su función es exigir accountability a la administración, con el objeto de velar por el cumplimiento de la misión y la línea editorial.
Así de simple es la lección que podemos sacar de la crisis actual.
Altamirano, Juan Carlos
No hay comentarios:
Publicar un comentario