25 may 2009

Televisión entretenida: puro cuento

Por Sebastián Montecino / La Nación

No TV


La televisión hace rato que se sacó esa careta pintada en las cumbres intelectuales. Nada de andar educando, eso es para padres y profesores. Tampoco con eso de la política, que baja el rating. ¿Cultura? Bueno cultura puede ser cualquier cosa, incluso un rosario de chuchadas en horario infantil. Acaso los niños no tienen derecho a aprender el correcto uso de los chilenismos más conspicuos.

Que hay mucha violencia en la pantalla. Pues qué esperaba: somos una sociedad violenta, construida sobre el miedo y la angustia. Una amenaza, real o inventada, vale más que una estrella de sueldo millonario, es más productiva y no exige privilegios, ni negociaciones.

Que la televisión es puro sexo y erotismo. Sí claro. Pero ni "Yingo", ni "1810" han inventado nada y el pene, la vulva y el vientre han sido utilizados por la publicidad desde el principio de los medios. Por algo lo que más buscamos los chilenos en internet es pornografía. Por algo el vendedor de películas piratas del paseo Ahumada maneja más de la mitad de su stock bajo el rótulo de triple X.

Pero no disfracemos de seda al mono, que mono se queda. Eso de que la tele es entretención, es puro cuento. El divertimento es la excusa para la comercialización y el consumo. Sí, hay sexo en la tele, pero es sexo utilitario, del que vende pastas de dientes, perfumes y desodorantes. Ni los chilenos somos más liberados por "Infieles", ni menos pederastas por los reportajes de "Contacto". Pero seguimos consumiendo, ordenadamente, como niños buenos y temerosos de sus padres.

En fin. Lo que la lleva ahora es vender y vender bien. Los que han entendido eso y lo han asumido con convencimiento libre de cinismos son los que ganan plata a manos llenas. Miran para atrás a los que quieren, pero no pueden, a los que lidian con escrúpulos excesivos, a los que pelean día a día con líneas editoriales trasnochadas y a los que todavía responden a la lógica impuesta desde la torre de marfil de la irrealidad. La tele rentable es pragmática, comercial y regida por el principio de la utilidad.

La industria de la televisión jamás ha prestado de manera consistente un servicio al pueblo que la ve, pues está elaborada desde las elites políticas, morales y económicas y responde a sus propios intereses. En algún momento llegué a pensar que era un reflejo algo burdo de lo que somos. Ahora entiendo que la caricatura está aún más deformada. La televisión es un reflejo más o menos fiel de lo que las élites creen que quiere su pueblo. El resto, es paja molida.

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