"No creo que comprar un canal sea un gran negocio"

"No creo que un empresario compre un canal porque sea un gran negocio"

A punto de cumplir tres años como director ejecutivo de Televisión Nacional de Chile, Daniel Fernández logró consolidar el liderazgo del canal en rating y participación de la torta publicitaria. Mira con preocupación el explosivo aumento de los contenidos de farándula en la televisión y dice que los canales comerciales debieran explicitar y publicar sus líneas editoriales. "Me gustaría saber qué es lo que pretende el dueño de un canal comercial, que lo explicite y que haya un contraste entre lo que plantea y lo que muestra en su pantalla", dice.
PorPelayo Bezanilla.

Daniel Fernández muestra orgulloso los estudios y salas de prensa del moderno edificio circular que hoy alberga a Televisión Nacional de Chile (TVN). "Nosotros nos sentimos líderes y no sólo en rating y utilidades. Líder significa marcar innovación en la industria, haber creado la ficción nacional que hoy está en todos los canales, haber contribuido al desarrollo del cine", cuenta entusiasmado.
El 14 de julio Fernández (ex gerente general de ENAP y ex presidente de Metro) cumple tres años como director ejecutivo de la estación, y hasta ahora las cifras lo han apoyado: el año pasado fueron primeros en rating, con un promedio de 10,3 puntos, y en lo que va de 2007 han mantenido esa posición. En 2006 también revirtieron las pérdidas que tuvieron en 2005 y se llevaron además el mayor pedazo de la torta publicitaria (31.9%).
Lo que más destaca, sin embargo, es la "misión" del canal: "Una televisión abierta que represente todas las visiones". Dice que los avisadores han premiado la apuesta por la calidad y, cifras en mano, asegura que TVN dedicó más horas que ninguna otra estación del país a programación cultural.
Aunque dice que lo primero que deben hacer es mirar hacia adelante, también dirigen la vista hacia los otros canales. "Hoy hay más competencia y es a cuatro o cinco bandas y desde las 6 hasta la una de la mañana". Pero no está dispuesto a competir con las mismas armas, y critica el exceso de pantalla que hoy, dice, se le otorga a la farándula. "No destinaríamos cientos de miles de dólares para enviar a un paparazzi a fotografiar la intimidad de una figura pública. Eso está fuera de nuestra línea editorial", afirma.
Por lo mismo, señala, le gustaría que los "canales comerciales" definieran y expusieran sus definiciones editoriales. "TVN y Canal 13 tienen misiones que están publicadas en sus páginas web. Me gustaría saber qué es lo que pretende el dueño de un canal comercial, que lo explicite y que haya un contraste entre lo que plantea y lo que muestra en su pantalla, para que la gente pueda ver si realmente es un aporte. Esos canales no tienen orientaciones programáticas, y no creo que un empresario compre un canal porque sea un gran negocio".
- ¿Piñera no está en Chilevisión para lucrar?-

No lo quiero personalizar en Piñera. Me refiero a los canales comerciales en general. Siempre quieren ganar plata o, al menos, no perder, pero hay mejores negocios para invertir esos recursos. Quienes tienen un canal de televisión -la Universidad Católica, el Estado o los empresarios- lo tienen para influir de una cierta manera en la sociedad.
- ¿Y cómo buscan influir los empresarios?-

Si ves algo en la pantalla de TVN que no está siendo consistente con nuestra declaración editorial sobre la farándula, envías un mail o una carta a un diario, porque somos un canal público abierto. La televisión es una concesión de un espacio público, y debiera exigírseles a los concesionarios que expliciten su línea editorial para que el público pueda auditarlos. Eso sería transparente.
- Pero esos canales tienen una gran ventaja sobre TVN y UCTV: estructuras más livianas y sin condicionantes editoriales. Un empresario como Piñera podría reducir costos de una manera que TVN no puede.- Por supuesto, pero con sacrificio en la calidad. Este año TVN ha dado el 47% de la televisión cultural en la televisión abierta.

Y el canal que le sigue, 21%. Si me dicen que no haga programación cultural, obviamente puedo reducir costos. O si me dicen que quieren ser más eficientes en el sentido de reducir costos, perfecto: hago una teleserie que no es exportable, y con actores de segunda línea. El punto es hacer eso y que además recaudes los recursos que necesitas, es decir, tomar del mercado cerca de un tercio de los recursos que hoy premian la calidad.

¿Cuán complejo es que una estación esté en manos de un potencial candidato presidencial?-

Por eso es bueno que los canales declaren su línea editorial y sean auditables por el público. Y por otro lado es importante mirar los datos de las empresas que recopilan información sobre contenidos: qué contenidos priman en los noticiarios, qué personajes públicos están más tiempo, y ver si eso tiene o no mérito periodístico. Me sorprende que no se haga un análisis de los contenidos. Por ejemplo, ver por qué TVN representó más a este u otro partido, y cómo lo hicieron el 13, Chilevisión, Megavisión. Eso le daría una transparencia mayor a la audiencia. Cuando uno mira se ven cosas interesantes. Así como sabemos el rating, también sería bueno saber los contenidos y evaluar si efectivamente el dueño de un canal -el Estado, la UC o los otros dueños- está influyendo en la línea editorial de una manera que no representa quizás la pluralidad.
- ¿El modelo de TVN es viable en un eventual gobierno de derecha?-

Por qué no. Este es un canal público, no de gobierno. Nosotros hemos mostrado grados de autonomía importantes. Anoche dimos en Informe Especial un reportaje sobre el estado de las cárceles, y mostramos una visión muy crítica. Un nuevo gobierno debiera mantener ese esquema. Sería una prueba interesante ese tránsito político.
- Pero a veces el peso del gobierno de turno entraba la capacidad de acción de TVN, como sucedió con la postergación del documental Epopeya. ¿Hasta qué punto eso los coarta?- Gestionar un canal con misión, como TVN y Canal 13, es bastante más complejo que uno comercial, donde hay un dueño único e identificable que pone su línea editorial. En los canales con misión hay distintas visiones representadas. En el caso de TVN hay una complejidad en su gobierno corporativo que deriva de tener que representar varias visiones y al mismo tiempo tener una línea editorial específica, auditable y pública. Pero siempre hay un trade off entre el cumplimiento de la misión y el balance del canal. En vez de dar el 47% de programación cultural, podría definirse, por ejemplo, que el próximo año vamos a dar un 30% para ahorrar costos. Pero en ese caso el gobierno corporativo no se va a sentir satisfecho con su misión. Esa es una tensión natural.
- Pero en Epopeya la tensión fue con el gobierno.
- Aunque nunca lo comenté, tuve mi punto de vista, se lo hice ver al directorio y luego éste tomó su decisión. Si un ministro de Estado llama y esgrime razones de Estado a un miembro del directorio de un canal, no es fácil tomar una decisión, así sea TVN u otro canal. Si un ministro argumenta razones de Estado -y estoy seguro de que tiene que haber pasado- a un canal comercial, su dueño o cuerpo directivo se ve en una situación compleja. Lo que pasa es que en nuestro caso fue público. Otras veces no lo es.

El modelo Disney
- En entrevista con Qué Pasa, el nuevo presidente del Consejo Asesor de UCTV, Patricio Del Sol, dijo que ese canal podía ser algo así como Disney Channel, un canal para la familia. ¿Hay espacio para un modelo así en la televisión chilena?-

La prevención es que esto es televisión abierta: debe representar a la mayor cantidad de gente. No puedes dar contenidos segmentados, porque la audiencia escapa. No tiene sentido que tengas un producto de tres puntos de rating un día martes a las ocho de la noche. Cuando a mí me dicen Disney Channel, pienso en un canal de cable. Si segmentas a la audiencia y pierdes masividad, no llegas con tu mensaje al público y, por otro lado, tienes problemas económicos. En temas de contenidos culturales la sociedad empuja mucho más a los canales de lo que éstos empujan a la sociedad.
- ¿Cómo se da eso?-

Cuando pones cosas que la gente no quiere ver, las rechazan. Si mañana nosotros transmitimos un tiroteo con muertes en vivo en La Legua, quizás algunas personas lo van a ver, pero también tienes una responsabilidad editorial. Tal vez te van a ver en el corto plazo, pero eso te va a dañar en el largo plazo. Mega partió con un contenido mucho más de elite, y en el tiempo fue cambiando hacia lo que es hoy. Si hay una tiranía, no es de los programadores, sino de la audiencia. No soy de los que cree que hay que poner en la pantalla lo que la gente cree. Muchas veces la gente no sabe lo que quiere. Si le preguntas a alguien si quiere ver un reality de entrenamiento militar, muchos dirían que no. Y, sin embargo, Pelotón es el programa más visto en el año.
- Del Sol también dijo que la televisión ha descuidado a la familia y que ellos quieren entrar a ese nicho. ¿Cuál es la familia chilena que hoy se disputan los canales?-

¿Qué es la familia chilena? Es una familia tradicionalmente constituida con un matrimonio de muchos años y varios hijos, es una madre soltera con dos hijos y es también un señor cesante viudo. Y tienes que reflejarlos a todos en tus programas. No puedes construir un mundo artificial.
- ¿Esa diversidad ha alejado a la elite de la televisión abierta?-

Al revés: la televisión abierta se ha ido saliendo de la elite. En la medida en que hay competencia, las audiencias empiezan a mandar y la elite pierde control sobre los contenidos. Si les preguntas a los miembros de los directorios de los canales si les gustan ciertos programas, muchos te dirán que no y que no los ven. Pero no hacemos televisión para nosotros, porque de alguna manera somos parte de una elite profesional. A los dos días de llegar, Vicente Sabatini me dijo: "Cuando tú haces una teleserie no te puedes sentar en un sillón de una casa en La Dehesa viendo Santiago desde arriba. Tienes que ir y sentarte en la vereda de Matta con Lira, y desde allí ver la sociedad. Si la miras desde allí vas a poder construir historias que identifiquen a la masividad". Eso es cultura popular. Pero la elite también tiene que ser representada, y para eso hay política, economía y programas como Una Belleza Nueva y Estado Nacional, de discusión política.
Guerra en la farándula
- La farándula es hoy un activo de la industria. Ustedes dicen que no forma parte de su línea editorial, pero la comentan por el lado, como si les gustara pero no se atrevieran a meterse.-

El periodismo de espectáculos existe desde hace muchos años, y ha ido migrando desde el espectáculo hasta las vidas de las personas que hacen el espectáculo. Tener seis u ocho horas diarias de farándula, como algunos canales, es una exageración. No creemos que eso refleje el día a día de los chilenos. Está bien que uno comente una portada de LUN, pero no puedes llenar tu pantalla de eso.
- Pero las audiencias premian esos contenidos con buen rating.-

Los premian en el corto plazo, pero no sé cuánto contribuye a tu marca en el largo plazo. Si estamos en una comida y yo cuento un chiste muy grosero, probablemente en la mesa se van a reír, pero después, cuando cada uno vaya en su auto a su casa, las parejas van a decir: "Qué desubicado el chiste que contó Daniel". No todo es en el corto plazo. Nosotros hemos acotado esto. Tenemos media hora o 40 minutos de farándula en nuestro programa magazinesco de la mañana, porque si a una dueña de casa no le comentas nada de un tema que es portada en LUN, va a sentir que la estás desinformando. Lo que pasó con Cecilia Bolocco es claramente una violación de la intimidad. ¿Quién podría esgrimir interés público, y no morbo público, en ver fotografías como las que vimos?
- A la postre, las fotos de Cecilia Bolocco que emitió Chilevisión afectan a un rostro de un canal de la competencia. ¿Qué sucede con eso?-

Hemos discutido esto con otros directores ejecutivos, diciendo que aquí hay una acción de dañar a rostros de un canal de la competencia. Allí hay un problema.
- ¿Y si mañana apuntan a uno de sus rostros, como por ejemplo Felipe Camiroaga?-

Él mismo dijo públicamente que fue a un restaurante y fue perseguido a alta velocidad por una moto que le sacaba fotos en la noche por las calles de Santiago. ¿Vamos a llegar a los casos de Lady Di y Dodi Al Fayed? Tiene que haber un límite.
- Ese límite no va a nacer de la sociedad, porque el morbo funciona.-

Hay que apelar a la responsabilidad de los ejecutivos de los canales. Tenemos que cuidar la pantalla porque estas cosas dañan a la industria en su conjunto. La gente no discrimina. En España pasó: el nivel de excesos con la telebasura fue tal que al final el gobierno amenazó con regular la industria, y los canales tuvieron que autorregularse porque si no, la autoridad iba a intervenir. Cuando cometes excesos aparecen los parlamentarios proponiendo proyectos de ley para prevenir los excesos. No creo que eso sea bueno para la industria.
- ¿Siente que ésa es la gran guerra que se viene? Además, como el mercado es pequeño, necesariamente los rostros de farándula son siempre los del canal del lado.-

O del mundo de la política. Ya entramos al fútbol y la modelo del futbolista. ¿En qué momento entra esto a la política? Ciertamente no sería bueno que se empezara a degradar la actividad política.
- ¿Cómo manejan ustedes la intimidad de sus figuras? Está el caso de la actriz Sigrid Alegría, quien, según se ha dicho, habría consumido cocaína el día que chocó.-

Nosotros miramos esto caso a caso. En el caso de Sigrid le hemos dado todas las facilidades y el apoyo, y regresa a trabajar el lunes. Los otros son temas de su vida privada. En el caso de la Bolocco, habríamos dicho es parte de su vida privada, hubo una violación de su intimidad y el canal no tiene nada que ver. No creo que cada rostro deba asimilar su vida privada a la misión del canal.